Tinta/Plumín 20 X 30 cm. Sergio Astorga.

BIENVENIDOS

LA PANTALLA DEL ORDENADOR ES COMO EL INMENSO CIELO A LA ESPERA DE UNA AURORA BOREAL, ES COMO UN ARCO IRIS DE COLORES, COMO UN ECLIPSE O COMO UNA ESTRELLA FUGAZ. A FIN DE CUENTAS ES COMO UN ESPEJO DONDE TE REFLEJAS TÚ Y TUS PENSAMIENTOS. DE ESTA MANERA TE ELEVAS POR ENCIMA DE LOS MISMOS, DEJANDO DE SER PRISIONERO DE ELLOS LLEVÁNDOTE A POSEER UNA ACTITUD MÁS LIBRE CON RESPECTO A LOS DEMÁS, A TI MISMO Y A LA VIDA.

jueves, 19 de agosto de 2010

UNA IMAGEN PARA TI

Es época vacacional y sinceramente no esperaba noticias de nadie, sin embargo, y como en muchas otras ocasiones tenía un mensaje de Jose Luis. El asunto era “Una imagen para ti”. Copio el texto:
Kaixo Alicia:
Ia zer oroitzapenak ekartzen dizkizun igortzen dizudan argazki hau. Ongi izan.

Con este mensaje llegaba la foto que adjunto y en el mensaje Jose Luis me invitaba al recuerdo, pues fue sacada en la explanada de la Facultad de Ciencias de Lejona al principio de la década de los ochenta, a punto de abandonar la facultad.

Seguidamente he entrado en La nieve y me encuentro con la curiosidad de Aster por saber que nos inspiran instantes fotográficos antiguos. Estaba claro que dos personas importantes en mi vida me llevaban en palmas a que retomara mi actividad en el foro comentando esta foto.
Entre la multitud de jóvenes dispuestos a ponerse el mundo por montera, voy a citar a dos por ser la cara y cruz de la vida.
En primer lugar citaré la cruz. Es mi amiga Isabel que aparece contando desde la izquierda la quinta, con blusa blanca y falda azul. Isabel fue parte de mi grupo de amigas y de trabajo en la universidad. Compartimos muchas horas de biblioteca y muchos secretos de juventud. Se enamoró locamente de Javi y un embarazo no deseado precipitó su boda antes de acabara la carrera. Acabada esta se trasladaron a Santander, destino de Javi como maquinista conductor de trenes en Feve. Raúl, un niño totalmente con las facciones de ella, crecía día a día. Ella empezó a dar clases en una academia. La vida les sonreía. Cuando Raúl tenía cuatro añitos, recibí la visita de una familia feliz. Yo acababa de tener a mi primer hijo y ellos venían a conocerle y a traerle un trajecito de punto azul. Todavía tengo fresco aquel momento. Todos felices en la sala de nuestro antiguo piso. Fue la última vez que la vi. Al de dos meses un diagnostico tardío de una apendicitis que derivó en peritonitis acababa con una vida llena de proyectos e ilusiones en el Hospital de Valdecilla en Santander. Hace tres meses estuve con Raúl. Tiene treinta años. Es un chico guapísimo, fuerte, correcto. Ya tiene su piso. Me contó que cuando su madre murió, y previo a la venta del piso de Santander, una tía había guardado en su camarote figuras y marcos con fotos muy apreciadas por su madre, pensando que algún día a él le haría ilusión tenerlas. Con ocasión de comprar el piso, la tía le hizo entrega de la caja con tales recuerdos. Él abrió la caja y tomo una de las figuras. El envoltorio para protegerla era papel de periódico. Simplemente miró la fecha y no pudo continuar. Me dijo que cerró la caja de cartón y la depositó como primer enser en el trastero de su piso. Es muy curioso que el busque en nosotras, amigas de su madre, ese recuerdo que él por su edad perdió o no llegó a ser consciente de que lo tuvo. Yo cuando le miro se que Isabel estaría muy orgullosa de él.

La cara de la foto es Jose Luis. Aparece el segundo en la parte superior derecha. Jose Luis era un chico guapo, elegante, correcto, buen estudiante, compañero legal. No miento al decir que muchas compañeras suspiraban por él –aclaro que yo estaba ya enamorada-y que no ha perdido ninguna de las cualidades con el paso del tiempo. Recuerdo su coche, creo que un 850 de los de dos puertas, con aspecto algo deportivo, con el que más de una vez me acercó a la margen derecha del Puente Colgante a la vuelta de la universidad. Ambos entramos en educación. Sin embargo a él le gustaba más la gestión y a mí la tiza. Hace dieciocho años yo tuve un alumno ciego en clase, Miguel Ángel, y Jose Luis fue el tutor que se encargaba, entre otras cosas, de gestionar con la ONCE la traducción de los exámenes en signos Braille. Ambos sacamos las oposiciones el mismo año. Fue una época de continua comunicación y para mí fue de gran ayuda porque el ya se movía por despachos y manejaba con soltura los términos Conceptos, Procedimientos y Actitudes de la nueva reforma educativa que teníamos que introducir en las programaciones. El azar de nuevo hizo que nos dieran el mismo primer destino definitivo, el que nunca hubiésemos querido, el más lejano a nuestros domicilios, el más euskaldún: Ondarroa. De nuevo viajando en coche juntos. Cuando todo el mundo deseaba no perder plaza en sus institutos nosotros dos íbamos al proceso de adscripción anual rezando para ser suprimidos. Para entonces los dos estábamos felizmente casados y ambos con dos hijos. Fueron tres años de relación más intensa a nivel laboral. Siempre he pensado que tuvimos la suerte de que ni su compañera ni el mío fueran celosos así que jamás hubo equívocos al respecto. Al cuarto año nos dieron a ambos traslado a los destinos que tenemos actualmente. Él es Director desde hace varios años y hemos cambiado el teléfono por el correo electrónico para mantenernos en contacto. Como detalle curioso tengo que contar que el primer correo electrónico de mi vida fue una preciosa felicitación navideña que Jose Luis-tan detallista como siempre-me envió.

Las fotos entre mil cosas más, nos recuerdan tanto a personas que quisimos y desgraciadamente no están, como mi amiga Isabel, así como a las que queremos y permanecen siempre a nuestro lado, es el caso de Jose Luis.

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