Tinta/Plumín 20 X 30 cm. Sergio Astorga.

BIENVENIDOS

LA PANTALLA DEL ORDENADOR ES COMO EL INMENSO CIELO A LA ESPERA DE UNA AURORA BOREAL, ES COMO UN ARCO IRIS DE COLORES, COMO UN ECLIPSE O COMO UNA ESTRELLA FUGAZ. A FIN DE CUENTAS ES COMO UN ESPEJO DONDE TE REFLEJAS TÚ Y TUS PENSAMIENTOS. DE ESTA MANERA TE ELEVAS POR ENCIMA DE LOS MISMOS, DEJANDO DE SER PRISIONERO DE ELLOS LLEVÁNDOTE A POSEER UNA ACTITUD MÁS LIBRE CON RESPECTO A LOS DEMÁS, A TI MISMO Y A LA VIDA.

jueves, 19 de agosto de 2010

POR FIN VIAJÉ EN EL AUTOBÚS 538

6 de marzo de abril de 2010


Es muy difícil emprender la lectura de un libro, en concreto EL AUTOBÚS 538, y conseguir ser imparcial al comentarlo, creerme que ese ha sido mi objetivo, cuando al abrirlo lo que te encuentras es:

DEDICATORIA:

Cuando este libro nació tú ya estabas aquí amiga Alicia…Tú ya habías entrado en la historia. Toma pues posesión de tu reino, suelta el freno… y que la lectura te sea propicia

Madrid, 2 Febrero 2010

Santiago Solano

AGRADECIMIENTO (compartido con Emilio Porta y Javier Ribas):

Gracias también a Alicia Uriarte por su apoyo moral en los momentos críticos

PERSONAJE:

Uno de ellos, la jueza en concreto, se llama Alicia.

Sin embargo comenzaba un viaje en busca de sensaciones no fingidas y opiniones reales.
No iba a proceder a la lectura de cualquier libro. Lo había sentido como se iba gestando. Había sido testigo lejano de alguna de las tormentas interiores de Santiago, su autor, mientras intentaba encajar el puzle definitivo previo a su publicación. Es más creo que en una ocasión, en la distancia y por breves instantes, llegué a sentir el viento que acompañaba a uno de los peores temporales. Acabamos ambos buscando las respuestas que andaban perdidas en el viento.
Previo a la lectura, había zanjado una deuda que adquirí previo pacto con Santiago. Yo me quedaría con el valor del libro. El coste del mismo, a modo de pago por el billete para el viaje, era ingresado en nombre de ambos a una cuenta bancaria con destino a los damnificados de Haití. Digamos que era el mejor comienzo que podíamos dar a este viaje. Un viaje gestado por Santiago en unos momentos de incertidumbre y caos en esas tierras lejanas.
Habían pasado dos meses desde que Santiago había estampado la dedicatoria en el ejemplar que con el que estaba dispuesta a comenzar el viaje definitivo en “EL AUTOBÚS 538”. Ya había hecho algún trayecto corto en el mismo. Ya había intuido que unos pasajes de dicho viaje transcurrirían con la rapidez de un arroyo cristalino descendiendo por una ladera. Otros sin embargo se adivinaban lentos, cuál glaciar arrastrando materiales arrancados por el hielo en su lento descenso por el fondo del valle.
Era miércoles 31 de marzo. Bajé al trastero a la búsqueda de las bolsas para comenzar los preparativos para el viaje. Nuestro destino, Cataluña. Este viaje lo haríamos los tres. Era la primera vez que viajábamos por Semana Santa sin ninguno de los chicos, pero en esta ocasión nos iba a acompañar Santiago. Según comencé con los preparativos del equipaje lo primero que metí, en una pequeña bolsa en tonos negros y oro, fue su libro. Seguido las gafas-el tiempo no perdona-un bolígrafo y una pequeña agenda. Para marcar en qué punto dejaba la lectura, un precioso marcador de páginas. Tejido en hilos de seda azules, amarillos y blancos había viajado desde Túnez. Una compañera me lo acababa de traer en el viaje que había hecho con ocasión de la semana de carnaval. Mi marido, otra vez más cómplice de mi incipiente incursión en el mundo literario, aceptaba que a ratos me iba a ir en un autobús con un tal Santiago.

El jueves por la tarde comenzaba la lectura del libro en el municipio de Mont-Roig. En esta localidad tarraconense este año se celebra el centenario de la llegada de Joan Miró. Un joven de 18 años desembarcaba para curarse de una enfermedad. Cautivado por el lugar y las gentes, desde entonces alternó sus estancias con París y Mallorca. Fue aquí dónde llevo a cabo la mayor parte de su obra pictórica. Y en un rincón de estos mismos lugares, sentada en un gran bloque de granito me disponía a leer de nuevo el prólogo de Emilio Porta. Este improvisado asiento formaba parte de una frontera divisoria. La de separación del manto verde, resultado de una primavera lluviosa, y el ocre de de la arena de la playa, habitada sólo por varios pescadores. Como compañeros más próximos esa fila de grandes mojones pétreos. Puestos a proposito, a modo de soldados en formación, para evitar el acceso de vehículos al arenal. Todo en un intento de mantener vírgenes dichos parajes. EL AUTOBÚS 538, un libro que habla desde la tierra, sólo hay que mirar el color de su magnífica portada, abierto al lado del mar. Justo al lado. El vaivén de las olas, convertido en el ruido del motor en marcha. El romper de las ondas marinas contra las piedras multicolor de la orilla, transformados en los frenazos y acelerones de las diferentes paradas y nuevas puestas en marcha.

Para el lunes de Pascua había terminado el libro. Pocas anotaciones en la agenda pero muchas en la mente. De vuelta quería hacer una crónica breve, real y fidedigna de las sensaciones que había ido recibiendo con la lectura del mismo. Tras el prólogo y el paso por Escritores durante más de un año, había descartado el posicionarme con respecto a la calidad literaria de mi compañero Santiago. Doy por hecho que a estas alturas no es cuestionable. Otra cosa es intentar valorar si con esta obra, el primer libro entero suyo que leo, conseguiría llegar a conocer al Santiago que he intentado adivinar muchas veces, no habiéndolo conseguido siempre.
Este viaje tenía como destino la vida. La de Santiago, por la de recuerdos que se impregnan por todo el libro, y la mía por qué muchos de ellos eran comunes. Los escenarios reales han sido múltiples. He disfrutado en Cáceres. Por cierto que volveré allí en Junio, esta vez en coche. He saboreado mientras leía la sopa de tomate, he visto a lo lejos los olivos, he notado el aroma del vino de Cañamero, y los pinchazos de los higos chumbos al intentar limpiarlos con sumo cuidado. Se es más feliz cuando se vuelve a la tierra de uno ya con las alforjas llenas. Se ve todo con más color a pesar de que nadie le haya regalado a uno nada. He sufrido en la mina. He cuidado el huerto de Burujón. He estado sentada en el despacho de la oficina de Madrid. Al final se da cuenta uno que tiene el corazón dividido entre la tierra que lo vio nacer, la que le vio crecer, la que le dio trabajo y la que le aportó a su amor. Esos han sido los cuatro puntos cardinales que hemos recorrido en este viaje. Cáceres, Asturias, Madrid y Toledo. Los mundos de ficción han sido etapas de tránsito entre cada uno de los mundos reales. Han sido escenarios intermedios de la vida. Han sido etapas del viaje en las que el tránsito se hacía más complicado y tortuoso. Por lo menos yo así lo he vivido.
En este viaje ha sido muy importante la familia. Hemos viajados muy acompañados. En todos los acontecimientos importantes relatados siempre aparecía la hermana, la tía, la cuñada, la prima, el padre, la esposa, el hermano, el cura, el maestro, los compañeros de la Blogsfera y esos personajes de ficción como las serpientes o los hombres de verde, sin olvidar el hombre de hielo al que al final del libro uno llega a sentir su corazón caliente.
Este ha sido un viaje a través de los sentimientos. Esperanza, desengaño, amor, tristeza, melancolía, dolor, fidelidad, ternura… Sin poderlo evitar, de nuevo me ha enternecido el lado más entrañable de Santiago. Su contrapunto esos momentos irreales. Las pesadillas. Esos momentos soñados con desgarro. Esos momentos que siempre retornan en el recuerdo de la vida, por mucho que nos empeñemos en pasar página.
Todo ha sido vida en movimiento, incluso los cambios de asiento e lo largo del viaje. El movimiento de escenarios ha sido también continuo. Nada ha sido estático. Habrá sido más lento o más rápido pero ha sido un viaje cinético a todos los niveles.
En la propaganda del viaje debiera haber aparecido en lugar destacado que era un viaje con algunas etapas del camino dónde los peldaños estaban construidos por metáforas y bellas descripciones perfectamente adjetivadas. Esos los hemos recorrido a pie. Era la única manera de notar la dureza del pedernal, los colores vinosos del camino, los aromas a romero y tomillo, el olor a derivados de azufre, los rosados amaneceres...
El autobús ha sido el vehículo en el que hemos dado un paseo por el interior del ser humano. Él nos ha permitido viajar de un escenario a otro. De un sentimiento a otro. De una persona a otra. Ha sido la excusa perfecta para hacer este itinerario en el que el autobús ha sido como los grandes telones de un antiguo teatro. El autobús ha permitido el cambio de una escena a otra. En el volante, sin que nos hayamos casi percatado, Santiago. Él ha ido diseñando la hoja de ruta con retazos de otros viajes que él ya había llevado a cabo. Su único objetivo para esta ocasión era volver acompañado por todos nosotros.
Santiago, acabo dándote las gracias de nuevo por darme la oportunidad de llevar a cabo este viaje a nuestro pasado, a nuestro presente y a lo que ya intuyo puede llegar a ser nuestro futuro. He tomado posesión de mi reino y, aunque por la estructura innovadora usada no me lo has puesto fácil, te puedo decir que la lectura me ha sido propicia y ha sido un libro que he conseguido disfrutar.

Como epílogo para esta breve crónica unas palabras recogidas en una parada de EL AUTOBÚS 538. Justo en la página 233 de la hoja de ruta de este viaje al mundo interior del escritor y del lector:
Los libros para un escritor son como la tierra para el hortelano. Hay que leer mucho antes de escribir una pizca con buen sentido. Es la base de toda buena cosecha literaria. Lo mismo que sin tierra no habría tomates, sin la lectura no hay nada, ni una frase siquiera”.
Santiago te seguiré leyendo. Que lea mucho es el consejo que más veces me has repetido. Una vez más me lo has vuelto a recordar y son las palabras con las que me quedo. Por último, con permiso de Elena y de Rodrigo, esta vez que el beso sea en esa frontera del exterior de tu mente, lugar dónde se gestó el inicio de este viaje. No dudes que será un viaje que repetiré. Me quedé con ganas de divisar alguna zona más pedregosa y árida del paisaje durante más tiempo.


Emilio Porta: Un libro compartido de esta forma, Alicia, se convierte en mucho más que un libro. Quería haberle dejado realizar a Santiago el comentario primero...pero me ha emocionado tanto el tratamiento que le has dado a tu crónica, me ha resultado tan humana, bella, tan bien escrita...es una pieza vital y literaria tan impresionante que, como compañero vuestro, no puedo dejar de sentir y expresar que, si un libro es llevado en volandas con estas palabras y depositado y fotografiado en estos paisajes, es que ese libro está vivo y el autor ha conseguido lo más importante: traspasar las fronteras de su individualidad y recibir posada como peregrino. Porque eso somos todos: peregrinos de un viaje sin retorno que, de vez en cuando, tiene paradas que valen por todo el trayecto. Un abrazo a los dos.
Maribel: Coincido con Emilio, Alicia. Es una crónica fantástica. Más que una crónica es un verdadero reportaje en el que el protagonista, el libro, brilla como una estrella. Supongo que Santiago se sentirá muy orgulloso de tus palabras y de su libro. Yo estoy viajando en estos momentos en el autobús 538, lectura que alterno con otra novela, y también coincido (en cuanto a lo que llevo leído) con algunas de tus apreciaciones, es un viaje de vértigo al fondo del ser humano.
Felicidades, Alicia. Felicidades, Santiago.Un abrazo.
Santiago Solano: Estimada Alicia. Muchas veces me he preguntado por mis hijos literarios. Eso que se preguntan los padres: ¿dónde estarán? ¿Qué manos se harán cargo de ellos? ¿Qué ojos los leerán? ¿Qué sentirá el lector? Ya veo, ya veo, por este reportaje tuyo, que el autobús sigue haciendo de las suyas. Él ya tiene poco que ver conmigo. Él viaja ya solo. Se tumba al sol en una roca mientras el agua salada del mar le llena los interiores de esencia de sal. Se sube a los olivos. Se deja fotografiar al lado de unas gafas, un boli, una hoja de papel y un marcapájinas. Se sube a una chumbera. Se impregna de arena, y de verde, y de lila. Se deja acariciar por tus manos. Entra por tus ojos hasta el más recóndito de tus pensamientos. Se queda allí, como si estuviera en su casa. ¡Ah, estos hijos! ¡Qué gamberros son! Mira que les tengo dicho que sean siempre prudentes, que traten a los demás como quieran que les traten a ello. Pero, los hijos, son eso, esa parte de nosotros que no puede vivir sólo en nosotros, esa otra vida que busca la vida, y acaso la encuentra.
Querida Alicia. Si Emilio está emocionado con la crónica, pues, yo no voy a ser menos. Quiero decir que la emoción no cabe en mí, que se me desborda. Mira que me lo han pagado bien; pero no como tú. Tus fotografías, tu confesión del viaje, es el Premio, mi premio. Lo guardaré como un tesoro, digo, como El Tesoro.
Mil gracias. Estoy en deuda contigo. Un beso.
M.Carmen: Aire, Agua, Fuego y Tierra, son los cuatro elementos clásicos griegos que confluyen en todo ser humano, en la naturaleza...en el universo.
Por unos días tú Alicia fuiste la guardiana de esos elementos brisa, mar, sol, arena y añadiría uno más, tu corazón. Con esos cinco elementos en conjunción con “el autobús 538” has creado una magnifica crónica para deleite de todos y, en especial, para Santiago.
Enhorabuena a los dos. Besos y abrazos.
Alicia: Emilio, Santiago tuvo a bien compartir de una manera magnánima la gestación y el nacimiento de su libro con todos nosotros y yo lo que he hecho ha sido llevármelo de vacaciones para disfrutar plenamente de él. Le he sacado unas fotos para el álbum familiar ya qué era una gran ocasión para recordar. Nada había sido improvisado. No dejaba de ser una más de las etapas del viaje que tendrá una parada cada vez que alguien tome el libro en sus manos. Me alegra que te haya gustado el tratamiento que le he dado. He buscado aproximarme a un libro que empecé a leer con incertidumbre ante las reseñas que había leído del mismo. Me asustaba que no fuese lineal y que tú hubieses comentado que había varios Santiagos. Llevaba tanto tiempo intentando encontrar a un Santiago, que inicialmente tuve miedo de perderme en la búsqueda. Enseguida me di cuenta que Santiago había ido dejando pistas para que eso no ocurriese. Un abrazo.
Alicia: Maribel, sabes que no tengo ocasión de leer todo lo que quisiera. Ahora que cuando lo hago para mí es como una cita con alguien a quien quiero descubrir y que aprovecho al cien por cien. Elijo buen momento. Me paro si la lectura va muy deprisa e intento buscar recursos para ir hacia adelante si me quedo atrapada en alguna línea. Sé que no soy una lectora al uso pero acaso sea deformación o formación de llevar media vida leyendo los trabajos y exámenes de mis alumnos.
Me alegro que compartamos las mismas sensaciones en alguna parte del viaje. Un abrazo.
Alicia: Mari Carmen ¡Qué bonito! Muchas gracias.
Acaso sea el momento de citar lo que bien aparece en el libro. Que tu contribución en el mismo fue intensa y llevada a cabo con gran ilusión. Ya pensé también en ti en varios momentos de la lectura. Creo que de alguna manera has sido la madrina del “hijo” de Santiago. Este infante que nos va creciendo cada vez más según va de parada en parada a lo largo de su viaje. Inserto la dirección por si queréis seguir las impresiones de los diferentes viajeros tras finalizar el viaje. Mari Carmen la tuya me ha parecido muy interesante:
http://elatobus538.blogspot.com/
Un abrazo.
Alicia: Querido Santiago me encanta tu intervención ya que así he sentido “El autobús 538”, como tu hijo al que me llevaba, muy ilusionada, de vacaciones. Mi intención era sacarle toda la información posible sobre ti. Y ya puedes ver como son las cosas, como un boomerang algunas preguntas me iban viniendo de vuelta y no me ha quedado más remedio que responderme a mí misma. Te hemos traído unas fotos de vuelta para que vieses que ha estado en buenas manos. Las fotos tenían su porqué. Sé que tú has visto en ellas mucho más que los demás.
Santiago, no hay deuda que saldar entre nosotros. Sólo entiendo la palabra deuda referida al dinero. En todo caso ambos estamos en deuda continúa con el mundo por no ser precisamente el dinero nuestro problema.
Por último de nuevo gracias a ti por haberme invitado a este viaje. Gracias por elegirme como pasajera. Gracias por las emociones vividas.
He pensado que a esta entrada le faltaba música, me ha costado encontrar una que me gustase y a ti tambien, a ver si acierto.Un abrazo.

ALEJANDRO: Como hice después de la crónica que publicaste sobre el premio de Maribel, vuelvo a felicitarte por esta espléndida reseña que haces del AUTOBUS 538 de nuestro amigo Santiago Solano. Desde el asiento nº 4 que él me reservó, observo este equipaje extraordinario, tuyo, cargado de imágenes y emociones:
"En este viaje ha sido muy importante la familia. Hemos viajados muy acompañados. En todos los acontecimientos importantes relatados siempre aparecía la hermana, la tía, la cuñada, la prima, el padre, la esposa, el hermano, el cura, el maestro, los compañeros de la Blogsfera y esos personajes de ficción como las serpientes o los hombres de verde, sin olvidar el hombre de hielo al que al final del libro uno llega a sentir su corazón caliente."
Con todo eso bien sujeto en la baca y con la compañía que siempre va con Santiago llegará lejos pilotando ese autobús que acaba de arrancar. Gracias a tí por el buen trabajo divulgativo, y enhorabuena a Santiago por la ruta de loores que le espera.
Besos, abrazos. Alex.
Alicia: Alejandro, cuando me embargue el desánimo, la alegria o algún otro sentimiento para compartir, pensaré en escribir algo. Es el talismán garantía de tu presencia que sabes que agradezco inmesamente. Más aún cuando se trata de empujar este autobús por la cuesta en que a veces se convierte la vida. Ha sido un viaje muy rápido. Ahora me queda el recuerdo de todas las imágenes, las conversaciones, las sensaciones y demás anécdotas del mismo. Y como en cualquier viaje que ha merecido la pena, contarlo y recomendarlo.
Alejandro, estuve tan pendiente de conocer al conductor del autobús que apenas te presté atención en el viaje. Espero solucionarlo en la próxima excursión.Un besazo.
Emilio Porta: La verdad es que da gusto entender que no estamos solos en el mundo cuando somos capaces de mirar las cosas de los compañeros con afecto y buscando encontrar, no sólo la letra, sino el ser humano que está detrás. Sin duda, si no está bien escrito, el libro es sólo un conjunto de emociones. No es el caso de este Autobús, de ello no hay duda. Qué bueno es saber que un libro no se queda quieto despues de escrito, después de impreso. Si toda aventura literaria y humana es un viaje, es evidente que este viaje lo ha iniciado un conductor que sabe con que compañeros cuenta. La idea de la solidaridad y la comprensión, respetando y apreciando la individualidad, hace que valoremos algo que, a veces, se nos olvida: el lenguaje nació para comunicar, para comunicarnos entre los seres humanos. Y este foro...y también Escritores en Red...es un buen ejemplo de esa función de las palabras...Así es dificil que la soledad mala ( ya sabeís que hay una mala y otra buena, que para un escritor es necesaria ) se diluya en la inexistencia. La presencia no siempre es fisica.
Alicia: Emilio, tú bien lo dices creo que en este caso la palabra clave es COMUNICACIÓN.
Mientras esperamos que lleguen Aster y Jose Antonio de su periplo minivacacional para ver si nos cuentan que han leído, inserto la dirección del blog de Santiago dónde ha continuado la tertulia que, al igual que Serrat, nació en un atardecer rojo en el Mediterráneo.
http://santiagosolanogrande.blogspot.com/2010/04/el-nigromante.html


Aster: Esta vez, amig@s, desaparecí sin avisar. Estos días de vacaciones me he escapado a un pueblecito de la Sanabria profunda y he estado completamente desconectado.
Veo que Alicia ha acertado tomando el autobús para moverse durante estos días.
Aquí estamos, de nuevo, aterrizando en el aula, en la Red, en el día a día.
Delicado diario de lectura, Alicia. Un abrazo.
José Antonio López Rastoll: Hola compañeros/as,
Tengo por costumbre leer los agradecimientos de los libros detenidamente. En ellos vengo observando que detrás de una novela o un compendio de cuentos hay muchas personas que, de un modo u otro, han aportado su granito de arena. Gracias, Alicia, por velar por nosotros más que nosotros mismos.
Oye, ¡qué estupendos paisajes acompañan a este libro! ¡Me encantaría hacer senderismo por ellos!
Estoy de acuerdo con Santiago: leer mucho es fundamental para poder escribir. Yo, en el cuarto de baño, me entretengo con las etiquetas de los champús.
Un abrazo y nos leemos por aquí.
Alicia: ¡Bienvenidos compañeros!
Aster efectivamente, alguna parte de este viaje en autobús ha sido dificultosa. En metro habría llegado antes, pero me habría perdido algunas maravillosas excelencias del paisaje.
Jose Antonio, el poeta Francisco García Marquina (http://www.aache.com/alcarrians/marquina.htm), con 20 libros de poesía en el mercado y gran conocedor de la vida de Cela por haber compartido con él muchas tardes de trabajo, ayer me comentó en un debate sobre poesía moderado por Emilio, que los escritores no escribimos por generosidad. La satisfacción que nos produce el hecho de escribir, le quita ese valor altruista. Bueno con este rollo le hago propaganda, que nunca viene mal, y que sepas que según esta teoría nunca estaremos en deuda.
De los parejes ni soñeis que os diga la localización que luego lo cascáis y se llena.
Un abrazo.

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