Tinta/Plumín 20 X 30 cm. Sergio Astorga.

BIENVENIDOS

LA PANTALLA DEL ORDENADOR ES COMO EL INMENSO CIELO A LA ESPERA DE UNA AURORA BOREAL, ES COMO UN ARCO IRIS DE COLORES, COMO UN ECLIPSE O COMO UNA ESTRELLA FUGAZ. A FIN DE CUENTAS ES COMO UN ESPEJO DONDE TE REFLEJAS TÚ Y TUS PENSAMIENTOS. DE ESTA MANERA TE ELEVAS POR ENCIMA DE LOS MISMOS, DEJANDO DE SER PRISIONERO DE ELLOS LLEVÁNDOTE A POSEER UNA ACTITUD MÁS LIBRE CON RESPECTO A LOS DEMÁS, A TI MISMO Y A LA VIDA.

miércoles, 18 de agosto de 2010

MEJOR DESTINO

30 de enero de 2010




Hacía ya cinco años que los padres le habían regalado el coche, hasta entonces único en la familia. La madre recordaba con mucha ternura aquel día.

Era sábado y la víspera su hijo les había pedido el coche para ir al campo en cuadrilla. Se habían organizado para ir de picnic un fin de semana precioso de primavera en los coches de los mayores. Sin embargo les faltaba uno. Tenía toda la juventud a la espalda y recién sacado el carnet de conducir. Los padres aceptaron gustosos. Él no sabía que la siguiente semana les daban uno nuevo y el otro, todavía en buen uso, iba a ser un regalo con dos condiciones.

El sábado los padres madrugaron más de lo habitual y bajaron al garaje armados de tijeras y dos rollos anchos de lazo para regalo. Embalaron el coche de tal manera que en la parte superior y en los espejos retrovisores de ambos lados se veían a larga distancia unos lazos gigantes. En el volante una simpática postal. En su interior “Es es un gran día para celebrarlo, por supuesto, con la cuadrilla. El coche es para ti, cuídalo.Eel siguiente te lo tendrás que comprar tú”.

La madre, como en otras ocasiones, preparó la tortilla de patata y la carne rebozada. Mientras el hijo preparaba la mochila una mirada cómplice de sus progenitores delataba la proximidad del momento.
El hijo, con los consabidos consejos por parte de los padres abandonaba la casa.
Unos diez minutos tardó en volver con los ojos empapados en lágrimas por la emoción. Con una mezcla de risa y lloros añadió ¡Os habéis pasado con el envoltorio!

De esto hacía ya cinco años y el hijo había conseguido cumplir las condiciones. Había cuidado el coche y acababa de cerrar en un concesionario el trámite de la compra de su segundo coche con los ingresos de su trabajo.
El padre y el hijo abandonaron la casa para acudir a los respectivos trabajos y la madre, algo más tarde por tener horario más flexible, se dirigió a la sucursal de la BBK.
Según entró se dirigió a uno de los varios despachos separados por mamparas de cristal transparente. Esto le permitió ver al fondo al director de la sucursal. Hacía más de veinticinco años que había tramitado con él el préstamo del piso. En aquellos años que mirando al cielo todas las nubes tenían forma de corazón. Un empleado muy cordial le comentó que el importe de la transferencia accedía a un dos por ciento del total. Ella no estaba por la labor de pagar ese dinero e iba a aplicar el odioso “tanto tienes tanto vales” para conseguirlo. Le argumentó que la sucursal estaba gestionando tres nóminas de la familia y que desde luego era una razón de peso. El empleado, por su juventud parecía de los últimos en incorporarse, le pidió amablemente que les esperase y se dirigió a hablar con el director. Volvió y le comentó que accedían a cobrarle la mitad, un uno por ciento. Fue entonces cuando ella con seguridad y paso firme se dirigió al despacho del director y le argumentó que no era por la cantidad, era por la rabia ante las comisiones y que desde luego se lo pensase muy bien. El director al final accedió. Se limitó a hacer un gesto afirmativo a su subordinado. Cuando este creyó terminado el proceso, por cortesía añadió:
-Deseaba algún trámite más, señora.
-Uno más. Por favor.
Devolviéndole la cartilla:
-Deseo que traspases a la cuenta que habéis habilitado con destino al desastre de Haití la cantidad correspondiente a la comisión que le habéis condonado a mi hijo.
-¿…?
Mientras ella salía de la sucursal bancaria, observó al empleado dirigirse al despacho del director.

M.Carmen:Alicia, Cómo me hubiera gustado ver la cara del empleado...Enhorabuena, les diste una buena lección a quién más se lo merecía. Un beso.
Paula: Saludos, Alicia. Sólo quería decirte que me encantó la moraleja del cuento "una cuestión de justicia, no de dinero", aunque esta mañana veo que ya no está. Un beso.
Alicia: El empleado, muy joven por cierto, estoy segura que lo comentó ese día además de con su jefe, más de una vez. Yo también lo he hecho. Lo he contado por qué los caminos para ayudar a Haití en el tiempo, no olvidemos que hay que reconstruir un pais entero así que no hay que olvidarse del tema solidario con una ayuda puntual, pueden ser tanto gratificantes como insospechados.
No creo que en ese momento la intención principal fuese dar una lección. Mi ánimo, consensuado con mi hijo previamente pues luego esa comisión desviada la pagamos a medias, fue por un momento ser un pequeño Robin Hood.
Paula, gracias por recuperar esa frase que realmente fue la úlltima que dije antes de salir de la sucursal y que da sentido a todo el relato. Dudé mucho y al final la borré.
Si te soy sincera los finales de mis relatos me dan mucha guerra. No sé cuanta información dar o si dejarlo má a la reflexión y a la imaginación del lector.
Me alegra tu permanecia entre nosotros, ya vamos viendo tus huellas.
Un abrazo para ambas.
Aster: Alicia, vete haciéndote un hueco en el bosque de Sherwood. Te imagino perfectamente en la sucursal defendieno esa frase que -lástima- quitaste al final. Un besazo.
Alicia:
Aster, sin tener tiempo en mi vida para implicarme en proyectos solidarios en plan serio, te diré que hago como la mayoria, poner alguna que otra tirita al mundo.
Siempre he pensado que algunos nacemos con muchas estrellas y otros, desgraciadamente estrellados. No voy a mentir diciendo que voy a prescindir de mi bienestar, no se trata de eso. No pienso ser hipócrita. Lo que tampoco voy a hacer es una pequeña ayuda y olvidarme del problema de muchos. Con respecto a Haití el pasado fue injusticia. el presente es solidaridad pero el futuro es reconstrucción. Ójala se consiga, no reconstruir el mismo Haití, si no construir uno mucho mejor. Un lugar dónde el valor de la persona se anteponga a todo lo demás.
Aster, lo de la comisión fue como una gota en un oceano pero creo que esta vez tenía la sarten por el mango. El final del relato acaso se podía haber perfilado más, en la BBK fue un final guardado hasta el último instante. No jugué la partida delatando cuál sería su destino. Sin duda el mejor destino.
Esto aconteció el vienes a primera hora. Posteriormente en el metro, camino del trabajo, fui perfilando el contarlo a modo de relato. Musutxuak.
Paula:Muchas gracias, A licia. Me alegra haber encontrado este foro. Se respira un ambiente más que agradable.
Maribel: Pues me encanta que lo hayas contado, Alicia, y no solo por la lección que diste al empleado del banco (y de paso a todos los demás), sino porque me gusta el relato en sí, fresco, tierno, transparente. Seguramente un reflejo de lo que tú eres, y cómo no, de los tuyos. Un beso.
Emilio Port: ¿Una tirita en el alma? Pues seguimos el rastro de las emociones, incluido el dolor...y cuando notemos un pinchazo cerca del corazón se supone que por ahí anda...No es el dinero una tirita para el alma de los que, ya antes del terremoto eran "los olvidados". Es un problema de generar otro tipo de política y otro tipo de intereses. Mientras pensemos que el mundo es nuestra pequeña o gran comunidad de "parecidos" y "similares" seguirá habiendo Haitís sin temblores. Lo malo que es que, a corto plazo, es un problema casi sin solución. Tendría que haber un "superpoder" mundial y eso, con la división nacional es imposiboe. Bonito detalle, de todas formas, el del banco, aunque fuera anecdótico. . Comentario por Bego el febrero 3, 2010 a las 8:39pm Borrar comentario Una buena lección en un buen relato.
Felicidades Alicia.

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