Tinta/Plumín 20 X 30 cm. Sergio Astorga.

BIENVENIDOS

LA PANTALLA DEL ORDENADOR ES COMO EL INMENSO CIELO A LA ESPERA DE UNA AURORA BOREAL, ES COMO UN ARCO IRIS DE COLORES, COMO UN ECLIPSE O COMO UNA ESTRELLA FUGAZ. A FIN DE CUENTAS ES COMO UN ESPEJO DONDE TE REFLEJAS TÚ Y TUS PENSAMIENTOS. DE ESTA MANERA TE ELEVAS POR ENCIMA DE LOS MISMOS, DEJANDO DE SER PRISIONERO DE ELLOS LLEVÁNDOTE A POSEER UNA ACTITUD MÁS LIBRE CON RESPECTO A LOS DEMÁS, A TI MISMO Y A LA VIDA.

jueves, 19 de agosto de 2010

¿CARIÑO A ... LAS MÁQUINAS?



Desde que paseo por La nieve, conocido el tema de la propuesta de un relato siempre, como mínimo, me gusta dedicar al menos un día de reflexión para ver hacia donde lo dirijo. Con esta propuesta inicialmente pensé que tenía poco que hacer, no me daba la impresión de que podía tener cariño a una máquina. Pensaba que las necesita para disponer de una vida más cómoda.
Recorro con el pensamiento las máquinas de mi lugar de trabajo y nada, el coche tampoco, me encanta el transporte público y en especial el metro, porque directamente me dirigió a este foro.
En casa disponemos de electrodomésticos que nos facilitan las labores del hogar, no me he encariñado con ninguno a pesar de que en los inicios de mi aventura en el foro le dediqué un micro relato a la plancha.
Soy persistente y seguí buscando. Encontré un pequeño despertador de viaje, de los que tienen tapa y quedan cerrados a modo de cajita. Lo uso como segundo despertador, lo prefiero a que suene de nuevo la alarma del primero. Me lo trajo desde Canarias, como regalo, mi amiga Isabel-protagonista de Bouquet de rosas-. De esto hará unos veinte años.
Con la idea en la cabeza, al ir a coger un tazón descubro la licuadora en lo alto del armario de la cocina. Lleva veintiséis años en nuestro hogar. Fue el regalo de boda de mi otra amiga Isabel. Le tengo especial cariño porque, desgraciadamente, Isabel no está ya entre nosotros y aunque no la uso mucho, cada vez que lo hago no puedo evitar recordarla con nostalgia y cariño.
Con la licuadora creí que había encontrado la maquina que andaba buscando, sin embargo me había equivocado.
Encontré la calculadora Casio fx-140. Es la máquina que más tiempo lleva acompañándome. En aquella época acababa de comenzar el bachiller. Me la regalo mi tío Ignacio. En la actualidad está felizmente jubilado pero en aquella época estaba de jefe de máquinas en un gran petrolero haciendo la ruta hasta el Golfo Pérsico. La compró en un desembarco en Canarias y es buena, muy buena. Es algo más gruesa que las de hoy en día y en vez de tapa tiene funda de piel, algo ajada por el paso de tantos años. Funciona a pilas y tiene en un costado el botón para ponerla en marcha. Tiene todas las funciones necesarias y esto permitió que me acompañara durante toda la carrera de Químicas en la facultad. Está como recién comprada. Hoy en día todos la usamos en casa porque es la que está más a mano, a pesar de que mis hijos tienen cada uno la suya, también de la marca Casio. Nunca me ha dejado tirada y la manejo casi a ciegas. Son muchos años de fiel e inseparable compañera de muchos buenos momentos y también de alguno apurado, como los exámenes de Química Cuántica.
Las tres máquinas, a las que tengo especial cariño, están relacionadas con personas que han sido o son importantes en mi vida.
Antes de comenzar este relato le pregunte a mi hijo Javier si él pensaba que yo tenía cariño por alguna máquina y sin dudarlo me contesto que al ordenador. Definitivamente creo que es porque está relacionado con todos vosotros a los que os tengo un gran cariño.

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