Tinta/Plumín 20 X 30 cm. Sergio Astorga.

BIENVENIDOS

LA PANTALLA DEL ORDENADOR ES COMO EL INMENSO CIELO A LA ESPERA DE UNA AURORA BOREAL, ES COMO UN ARCO IRIS DE COLORES, COMO UN ECLIPSE O COMO UNA ESTRELLA FUGAZ. A FIN DE CUENTAS ES COMO UN ESPEJO DONDE TE REFLEJAS TÚ Y TUS PENSAMIENTOS. DE ESTA MANERA TE ELEVAS POR ENCIMA DE LOS MISMOS, DEJANDO DE SER PRISIONERO DE ELLOS LLEVÁNDOTE A POSEER UNA ACTITUD MÁS LIBRE CON RESPECTO A LOS DEMÁS, A TI MISMO Y A LA VIDA.

domingo, 13 de junio de 2010

¿UN CAFÉ?

29 DE MAYO DE 2009



Tenían una cita pendiente. Los últimos acontecimientos hicieron que este encuentro no se demorase. Eran las cuatro de la tarde, ella se encontraba tranquila, en el sofa del salón, revisando uno de los periódicos que diariamente reparten en el metro. Fue entonces, cuando el sonido de un mensaje en su teléfono móvil cambió el rumbo de la tarde. Leyó el mensaje : ¿Un café? Sin dudarlo le llamó para darle la respuesta afirmativa. Él decidió el lugar. No podia ser un sitio improvisado. En media hora estarían juntos para intercambiar algo más que unas palabras o buenos deseos.
No tardó nada en vestirse, era un encuentro deseado. Cuando ella llegó, él ya estaba esperando. Según se fue aproximando percibió que él se había dejado acompañar del infatigable, fiel y buen compañero de muchos viajes. Un saludo cordial y tras sus primeras palabras, ambos vieron como el acompañante se iba como iluminando por momentos y hasta parecía que le iba cambiando el color.
El aparente nerviosismo inicial de ambos, dio paso a una conversación sosegada y distendida. Él se mostró más contenido y profundo. Ella mucho más extrovertida y entregada al diálogo.
Hablaron del presente y de proyectos futuros, del trabajo, de la familia, del estado de ánimo... Aún siendo tan diferentes se notaba una conexión entre ellos. En la misma participaba como complice silencioso y único testigo el otro compañero al cual ambos lanzaban miradas de curiosidad.
Sin apenas darse cuenta pasó el tiempo. Cada uno debía continuar su rumbo.
Él apagó el ordenador portátil, su fiel amigo, infatigable compañero de ambos en esta étapa creativa de sus vidas. En él habían revisado sus proyectos actuales y futuros, algunos ya volando por la red de internet. Seguidamente se lo colgó a modo de bandolera y abandonaron el lugar elegido, no pudo ser de otro modo, una cafetería con Wi-Fi.
Acaso el destino jugó un papel muy importante en sus primeros encuentros. Sin embargo ya unidos por el mundo literario, habían quedado para intercambiarse sus primeros relatos publicados, escritos con compartida ilusión.
En cada uno de los libros una dedicatoria cariñosa, como recuerdo de una tarde especial.

Aster: Un abrazo, Alicia.

Alicia: Gracias Aster.
La semana pasada, dos tardes fueron especiales. El martes aconteció la que aparece en este relato, que solamente tú hubieras mejorado la forma de contarlo, pero no creo que se hubiese podido mejorar el fondo del mismo. La otra ha sido la del último viernes. En esta, la llamada para invitar al café la hice yo, pero a quién y para qué os lo contaré en el próximo relato.
Besarkadatxu bat.

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