Tinta/Plumín 20 X 30 cm. Sergio Astorga.

BIENVENIDOS

LA PANTALLA DEL ORDENADOR ES COMO EL INMENSO CIELO A LA ESPERA DE UNA AURORA BOREAL, ES COMO UN ARCO IRIS DE COLORES, COMO UN ECLIPSE O COMO UNA ESTRELLA FUGAZ. A FIN DE CUENTAS ES COMO UN ESPEJO DONDE TE REFLEJAS TÚ Y TUS PENSAMIENTOS. DE ESTA MANERA TE ELEVAS POR ENCIMA DE LOS MISMOS, DEJANDO DE SER PRISIONERO DE ELLOS LLEVÁNDOTE A POSEER UNA ACTITUD MÁS LIBRE CON RESPECTO A LOS DEMÁS, A TI MISMO Y A LA VIDA.

domingo, 6 de junio de 2010

DE REPENTE UN EXTRAÑO

16 de febrero de 2009

Eran unos calzoncillos. De pata. Con eso creo que queda todo dicho.
Sí. A decir verdad todo empezó con aquellos calzoncillos. Un día abrí el segundo cajón de la cómoda y allí estaban los calzoncillos perdidos entre mi ropa interior, descolocados entre bragas y sostenes.
Calvin Klein –leí en la etiqueta. Una pasta –recuerdo que pensé mientras los comparaba con mi modestísima lencería.


¿Nos olvidamos de Cupido?
He aquí el primer párrafo de un cuento. ¿Quién se anima a continuar o completar el relato?
La solución no parece fácil.



Eran unos calzoncillos. De pata. Con eso creo que queda todo dicho. Sí. A decir verdad todo empezó con aquellos calzoncillos. Un día abrí el segundo cajón de la cómoda y allí estaban los calzoncillos perdidos entre mi ropa interior, descolocados entre bragas y sostenes. Calvin Klein –leí en la etiqueta. Una pasta –recuerdo que pensé mientras los comparaba con mi modestísima lencería .Exactamente treinta y cinco euros en la planta de caballeros de el Corte Inglés. Con una sonrisa empecé a recordar que con esa prenda empecé el último ataque de una guerra que tenía pendiente con mi pareja.
Siempre me había parecido mas excitante y sugerente un hombre con el “si es no” de los ajustaditos calzoncillos con pata.
Si por algo se me caracteriza es por haber sido muy persistente en mis objetivos , con lo cual decidí buscar una estrategia perfecta y ese calzoncillo color burdeos había sido testigo de la última gran batalla. Todo estaba bien estudiado. Se acercaba la Noche Vieja y yo, que soy adicta a cualquier situación que se presente y que valga par hacer un guiño a nuestras vidas, siempre me había encargado de que nuestra ropa íntima para esa noche tuviese un toque especial. Por mi cuerpo habían pasado sedas, encajes, puntillas rasos...por e de él, corazones, Santa Claus, y dibujos navideños varios, siempre como corresponde predominando el rojo.
El plan estaba diseñado y solo faltaba llevarlo a cabo. Una semana antes del fin de año fuimos de compras y ya en la zona de lencería femenina le mostré un conjunto de color burdeos precioso que tras probarme y él considerarlo precioso- le cambió tanto el gesto de la cara como el del cuerpo-lo adquirimos. Ese fue mi momento, directamente le dirigí a la planta de caballeros y como creo que todavía andaba dándole vueltas no a lo que había visto, sino a lo que podría prometer esa noche, la idea de comprar un bóxer burdeos que conjuntaba perfectamente con mi nueva adquisición no le pareció descabellada.
Lo que sucedió aquella madrugada lo recordamos él y yo pero all ver de nuevo el Calvin Klein burdeos me hizo recordar que gané airosamente esa batalla de comienzo de año, sin embargo no gané la guerra al calzoncillo tipo slip sin pata, que dicho sea de paso no me gustan en absoluto, y que habitualmente sigue usando mi compañero de cama.
El arma de aquella ocasión , descansa a modo de trofeo al

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