30 de julio de 2009
Jamás pesó, que volvería a ver al joven que conoció una noche en la discoteca. Sin embargo, allí estaba, plantado ante ella con una enorme sonrisa y sin decir nada.
Él, era simpático, encantador y sobre todo...magnífica persona.
Las sendas que discurrían separadas por distintas veredas, transcurrieron durante años paralelas y un día de Julio, de hace unos cuantos años, se unieron para crear un camino mayor.
Él nervioso anta la puerta, nos obsequiaba con una amplia sonrisa, aunque no dejaba de dirigir su mirada en busca de...
Como cualquier novia que se precie, llegó radiante, portando en su maleta: algo nuevo, algo azul, algo viejo, algo prestado, y sobre todo...una inmensa felicidad.
Desde entonces, no he dejado de ver la misma mirada en sus ojos cuando están juntos. Una mirada que les acompañará...hasta el final de sus días.
jueves, 19 de agosto de 2010
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