jueves, 19 de agosto de 2010
"SÓLO EN LA SENCILLEZ HAY VERDADERA GRANDEZA"
Los chicos que colaboren voluntariamente en un proyecto que coordino este curso, recibirán una carpeta de bienvenida y entre otras cosas añadiremos algo tan simple de leer y a la vez tan complicado de entender.
En 1854, el presidente de los Estados Unidos envió, una oferta al jefe indio Seattle para comprarle los territorios donde vivía su tribu. En 1855, el jefe Seattle responde:
¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea extraña. Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que usted se proponga comprarlos? Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo.
La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja… Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. Esto es lo que sabemos: todas la cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo.
Lo que ocurra con la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra. El hombre no tejió el tejido de la vida; él es simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.
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