Hay una frase que no hubiera sospechado nunca que podría ayudarme a mejorar mi expresión. Me fue aconsejada por mi hijo Javier.
Llega un día a casa:
-Ama, por favor, cuando expliques algo en clase y veas caras raras en tus alumnos, no les preguntes ¿Habéis entendido?
-¿...?
-No ama, pregúntales ¿Me he explicado bien?
-¿...?
-Ama, estamos desesperados en clase con la profesora nueva de Física y Química. Es buena gente, pero no la entendemos ya que no explica bien.
Puedo asegurar que lo he tenido muy en cuenta desde entonces. Es más fácil la comunicación si eres capaz de aceptar de entrada que debe de haber dos sentidos de flujo de palabra aunque sólo haya una dirección de marcha.
Acaso debiéramos ser capaces de expresar al del enfrente lo que nos molesta para poder corregirlo. Mi alumnado no se imagina todo lo que le ha beneficiado mi vivencia como madre de dos hijos muy comunicadores.
Cuando hay algún tipo de relación es fundamental evitar la falta de comunicación...
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