Reflexionando sobre el tiempo de espera a lo largo de la vida me ha hecho pensar en que contiene un mensaje va más lejos de lo que aparentemente pudiera parecer. Es algo más profundo. Acaso se refiera a la manera de hacer frente a las esperas sin desesperar, a inventar estrategias para canalizar esa frustración que puede aparecernos en algún momento. Puede que sea culpa del invento del reloj, de la existencia de los medios de locomoción con sus horarios,…o casi lo más probable sea que se trate de algo inherente al ser humano. Pareciera que siempre estamos esperando algo o a alguien, y no precisamente a corto plazo como pudiera ser coger el metro. Por muy sencilla que sea una vida, siempre se espera algo. No veo ningún problema en la espera sino en las prisas que nos acompañan continuamente día a día. A veces antes de comenzar el estado de espera ya estamos estresados por la falta de paciencia. Entonces lo más sabio sea parar en un banco del parque y reflexionar sobre hacia dónde vamos y si hemos tomado el camino correcto con la compañía adecuada y ajustar el ritmo de la marcha. Esa brisa serena que tú nombras a veces nos da la respuesta. Esa que, como bien dice la canción, está en el viento.
lunes, 4 de julio de 2011
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