Comentaba un compañero que admira a las parejas que se enzarzan en esas disputas que aparentemente son explosivas y la mayoría de las veces acaban en la cama. Que él las envidia porque ya le vienen faltando los arrestos para emprender esas trifulcas con la convicción debida y, aún más, para resolverlas en un espacio donde, ya más de una vez, ha perdido alguna batalla no tanto por falta de armamento sino por engatillarse la munición.
Paso de puntillas por la parte física de la relación y voy a la situación global que se suele presentar. Yo creo que hay una situación mucho peor que la de una inocente pelea, aunque al observarla desde fuera uno se pueda confundir debido a las formas. Me refiero a la pasividad y apatía a la que llegan algunas parejas que pudieran parecer modelo de relación. Si con el paso de los años hay llamas, o rescoldos de donde puedan salir chispas, no es de extrañar que de vez en cuando surja ardor de quemazón que, bien hablado, derive en la recuperación del ardor pasional. Yo, que me va pudiendo la cronología pero no la edad, ya no acostumbro a sacar conclusiones sobre las parejas de amig@s por lo que veo u oigo. Las claves de la relación sólo las saben ellos. Si lo haría, sería probablemente con riesgo a equivocarme.
Con las diferentes casuísticas sobre este tema, que seguro todos conocemos, se podrían llenar folios.
domingo, 8 de mayo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario